Nota de Investigación
Fecha
2001-08
Resumen
Esta nota realiza un breve repaso a un debate que ha comenzado a ganar espacio en los últimos años, y que se relaciona con la eventual desaparición de una demanda por dinero físico, y las consecuencias que ello traería sobre la conducción de la política monetaria y la subsistencia de los bancos centrales. Este fenómeno, que involucraría la sustitución del circulante y las reservas bancarias por métodos electrónicos de pago, dejaría a los bancos centrales sin influencia real sobre la economía, ya que la moneda nacional no sería demandada en sí misma, y sólo (eventualmente) serviría de unidad de cuenta. Esta postura, defendida, entre otros, por Benjamín Friedman (1999), King (1999) y, con matices, por Barandiarán (2000), plantea como inevitable la extinción de la política monetaria efectiva en un horizonte de tiempo no muy lejano. Otros autores, como Goodhart (2000) y Woodford (2000), han planteado que, aun de ser cierta esta eventual desaparición absoluta de la demanda por dinero físico (lo que establecen como muy poco plausible) habría todavía espacio para que el banco central, si quisiera, realizara política monetaria a través de la fijación de tasas de interés de corto plazo.

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